Una cámara fotográfica telemétrica (rangefinder), a diferencia de una cámara fotográfica del tipo SLR, combina un visor óptico directo con un telémetro independiente del objetivo, que permite enfocar al sujeto mediante la superposición de dos imágenes.
Sus principios básicos han sido conocidos desde el siglo XVll, y los telémetros ópticos ya eran ampliamente utilizados en los ámbitos militares, navales y topográficos a finales del siglo XlX.
[1] El fabricante de cámaras telemétricas por excelencia ha sido siempre Leica (por ejemplo, la M3 y sucesoras).
[3] Así, en mirar a través del visor de una cámara telemétrica se ve todo enfocado excepto una región (circular o cuadricular) en la que, en el centro de la imagen, se refleja la imagen que proviene del espejo semitransparente.
La principal desventaja de los visores ópticos (sean o no telemétricos) es el error de paralaje, es decir, que el encuadre del visor no coincida exactamente con el tomado por el objetivo al ser vista la imagen desde distintos puntos.
Algunos modelos de teleobjetivos para salvar este aspecto incluyen visores externos.
Aunque inicialmente no era así, los precios son más altos que los equivalentes réflex.