Diversas iniciativas tienen lugar desde entonces, pictóricas en el inicio, incluso arquitectónicas, para su exposición, como los cicloramas,[2] e inmediatamente, tras la invención de la fotografía en 1826 por el francés Joseph Nicéphore Nièpce, los panoramas, como obras continuas, obtenidas con cámaras ad hoc, como la Cirkut camera, ensamblando imágenes, como la que sigue,[nota 1] toman relevancia en todos los campos de exposición de contenidos visuales.
[1] Este tipo de cámaras son usadas, generalmente, por fotógrafos profesionales, existiendo además pocos laboratorios con capacidad para relevar o producir copias de negativos tan largos.
Progresivamente pasan a tomar relevancia las cámaras réflex que, montadas sobre una rótula panorámica, y tras su tratamiento con la aplicación informática adecuada, en un proceso de posproducción y empleando la técnica de cosido de imágenes, producen imágenes panorámicas, incluso omniorámicas, con grandes posibilidades creativas, según el interés perseguido e inquietudes artísticas.
El producto de estas cámaras, bien en procesado interno directo o en postproducción, es una imagen en proyección equirectangular, de la cual se puede derivar diversos productos, como una panorámica, un omniorama, una imagen como panorámica polar, recortes, secciones y otras variables sujetas a la actividad creativa.
Así, los teléfonos inteligentes devienen en una cámara panorámica con capacidades en constante aumento, disponibles para el usos de cualquier persona con una mínima inquietud.