La campaña de Bush inmediatamente pidió que la Corte Suprema suspendiera la decisión y parara el recuento.
Luego, Florida retiró sus máquinas para votar de tarjeta perforada que produjeron las boletas disputadas en este caso.
Con referencia a un caso más temprano de la Corte Suprema, McPherson contra Blacker, la Corte notó que, en la historia estadounidense más antigua, la mayoría de legislaturas estatales directamente nombraron a sus electores.
Aunque estas leyes varían, la mayoría de estados, incluso Florida, otorga todos sus votos electorales al candidato para cualquiera de los dos puestos el cual recibe una mayoría relativa del voto popular estatal.
[8] Esta era menor del 0.5% de los votos emitidos, lo que provocó un recuento automático reglamentario.
[12] Las leyes floridianas de elecciones[13] permite que un candidato pueda pedir que un condado haga un recuento manual, y Gore pidió recuentos manuales en cuatro condados floridanos—Volusia, Palm Beach, Broward, y Miami-Dade—que por lo general votan al partido Demócrata y en que hubieran esperado encontrar más votos por Gore.
Gore no pidió ningún recuento en condados que normalmente votan por el partido Republicano.
del siguiente día, una declaración escrita de los hechos y las circunstancias para justificar la entrega tardía.
[8] Para el 8 de diciembre del 2000, había múltiples decisiones jurídicas sobre la elección presidencial en Florida.
[24] El Artículo II, Sección 1, Cláusula 2 de la Constitución precisa el número de electores para cada estado y, más pertinente a este caso,[24] precisa el método en que se seleccionan los electores, estipulando que "Cada Estado designará, en la forma que lo prescriba su Asamblea legislativa, un número de electores …" Esta cláusula se puede mantener que da poder a solo una rama del gobierno estatal de Florida: la asamblea estatal.
Ya que esta "ley nueva" no había sido promulgada por la legislatura floridiana, violaba el Artículo II.
Además de escribir la opinión, él incluyó a Souter, Breyer, y Stevens diciendo que estuvieron de acuerdo que hubo "problemas" respecto a la protección igualitaria, aunque no los consultó.
Pero la Corte no identificó estas complejidades, ni explicó (o aparentemente consideró) porqué la ausencia de un estándar para contar votos admisibles para la constitución, lo que fue el fundamento del fallo de la Corte, no invalidaba la elección entera en Florida.
[40] El disentimiento de Breyer declaró "Parar el recuento manual, y por ello asegurando que los votos legales no contados no serán contados por algún estándar, esta Corte elabora un remedio desmesurado en cuanto al daño afirmado.
Y este remedio daña al interés de la justicia que la Corte intenta proteger".
El desacuerdo de Stevens (al que Breyer y Ginsburg se unieron) concluyó que:[47] La decisión del tribunal técnicamente no descartó el caso y en cambio "lo devolvió para procesos judiciales adicionales en discordancia con esta opinión".
[51] Rehnquist también mencionó que él, Scalia, y Thomas se juntaron con la opinión del tribunal de la Corte Suprema y estuvieron de acuerdo con el análisis jurídico que se presentó.
Gore había argumentado para un recuento nuevo que cumpliera los criterios constitucionales, pero en vez de eso, la Corte eligió terminar la elección.
§ 5" y que "algún recuento buscando cumplir la fecha del 12 de diciembre será inconstitucional".
Encontrando este raciocinio poco persuasivo, el juez Michael W. McConnel escribe que las dos opiniones de Florida que la Corte Suprema citó no suministran ninguna declaración confiable de una fecha límite absoluta.
[60] Abramowicz y Stearns también argumentan, si la decisión de Bush v. Gore permitió genuinamente que la Corte Suprema de Florida aclarara o reinterpretara la ley estatal de Florida y así pedir un recuento manual nuevo, es probable que Souter y Breyer se unieran a la opinión—lo que no hicieron.
[60] Laurence Tribe tiene una perspectiva similar sobre este asunto, razonando que "aún si se asume la flexibilidad [en referente al remedio] que la Corte dejó abierta fue real, la ventana que no pudo cerrar de un golpe fue apenas el tipo de abertura a través del cual cualquiera se atrevería a gatear".
[72] Algunos autores han asegurado que los jueces conservadores nombrados por presidentes Republicanos dictaminaron contra Gore en este caso por razones partidarias.
[75] Los dos jueces se quedaron en la Corte hasta el segundo término de Bush, con Rehnquist muriendo en 2005 y O'Connor jubilándose en 2006.
Ningún juez se retiró durante el primer término del Presidente Bush.
Esto dio apoyo a la percepción de que los jueces usaron su resultado deseado para impulsar su raciocinio.
Con base en la reseña, el grupo mediático concluyó que si los conflictos sobre la validez de todas las boletas en cuestión habían sido resueltos de una manera consistente y con algún estándar uniforme aplicado, se habría invertido el resultado electoral y Gore ganaría por 60 a 171 votos.
[4] Por otro lado, en situaciones hipotéticas en las cuales se analizaron una cantidad limitada de las boletas no contadas por las máquinas, Bush hubiera mantenido su ventaja.
[87] Aunque una orden de suspensión normalmente no incluye una justificación, Scalia coincidió para expresar algún raciocinio breve para justificarla, diciendo que un solo daño irreparable fue que un recuento inválido podría socavar la legitimidad de la elección de Bush (presuntamente, por ejemplo, si se encontrara que Gore debía haber ganado).
[54][36][91] El profesor Charles Zelden critica a la opinión del tribunal en el caso por, entre otras cosas, no declarar que el sistema electoral del país requería una reforma significativa, y no considerar la administración de elecciones por medio de juntas electorales a tiempo parcial dominadas por funcionarios partidistas y poco profesionales.