La burimamida es un antagonista de los receptores H2, y H3 que a pH fisiológico es mayormente inactivo.
[1] Fue investigado como antiulceroso en la década de 1970, no estando en la actualidad incluido en la clasificación ATC.
Se buscaron entonces sustancias que puedan bloquear los receptores para esta actividad de la histamina, función que no habían sido capaces de realizar los antihistamínicos conocidos hasta ese momento.
Como esta sustancia no era adecuada para la terapia oral, la investigación continuó.
La metiamida fue sintetizada a continuación, con grandes resultados, pero con una seguridad clínica cuestionable.