Esto daba la posibilidad a los buques Q de abrir fuego contra ellos.
En la Primera Batalla del Atlántico, desde 1915 Gran Bretaña estaba desesperada ante la necesidad de contar con contramedidas contra los U-boats que estrangulaban sus comunicaciones marítimas.
Los convoyes, que habían sido efectivos en los primeros tiempos (y que volverían a serlo durante la Segunda Guerra Mundial), fueron rechazados por el Almirantazgo y los capitanes de las embarcaciones.
Los buques Q aparentaban ser un blanco fácil para los sumergibles navegando en solitario, pero de hecho portaban un pesado armamento oculto.
Una vez que el submarino emergía y se colocaba en posición de ataque, el buque Q cambiaba rápidamente los paneles falsos, revelando los cañones ocultos, y comenzaban a disparar.
Sanders aguardó, mientras su buque era atacado por disparos de artillería, hasta que el submarino estuviera a 80 yardas, momento en el que izaron la bandera de la Royal Navy y abrieron fuego.
El submarino pareció hundirse, pero en realidad logró volver a puerto, y el barco fue identificado por los supervivientes del U 93.
Ninguno de los buques Q alemanes, Möwe y Wolf, tuvieron éxito destruyendo submarinos enemigos.
Ese día, el U 123 bajo el mando del Kapitänleutnant Reinhard Hardegen torpedeó y hundió el vapor británico Cyclops, inaugurando el Paukenschlag (en alemán golpe de timbal).
El USS Anacapa no tuvo éxito en intentar atraer a submarinos japoneses, aunque se cree que dañó a dos submarinos propios con cargas de profundidad cuando operaban inadecuadamente en sus proximidades.