Su primera obra importante, entre 1570 y 1574, fue el Palacio de Bianca Cappello en la Via Maggio de Florencia.
En los Uffizi de Florencia construyó una nueva ala, durante el invierno de 1585- 1586, en el que preparó espléndidas fiestas.
Además de Florencia, trabajó también como arquitecto, en Pisa, Prato y Siena (donde reacondicionó el Palacio Real (Siena) (1590-1594)).
Su habilidad como ingeniero militar se mostró en las obras del puerto de Livorno, el Fuerte de Belvedere (1590-1595), las murallas de Pistoia, Grosseto, Prato, Portoferraio y Nápoles; también perfeccionó cañones y preparó un nuevo tipo de granada incendiaria.
A pesar de sus notorios éxitos, su prodigalidad lo llevó a la ruina, sobreviviendo en sus últimos años gracias a una pensión que le otorgó el Gran Duque de Toscana.