Bunde chocoano

[1]​ Como ritmo musical ancestral y propio de los nativos de América está muy extendido entre las comunidades nativas como Catios y Embera, descendientes directos de la cultura indígena americana conocida como Tumaco.Los afrocolombianos la aprendieron de los nativos americanos cuando como esclavos negros durante la Colonia escapaban y se refugiaban en regiones apartadas y eran recibidos con hospitalidad por los nativos americanos del litoral pacífico.[2]​ En la interpretación del bunde se emplean únicamente los tambores, que registran una métrica pausada.Los cantos, en coro, se alternan con los toques del tambor en aquellas ocasiones en que se trata de una celebración; en caso contrario, las voces no intervienen.Numerosas canciones del repertorio del litoral, que son cantos de folclor lúdico o rondas de juego, se bautizan con el nombre de bundes, tales como "El chocolate", "El punto", "El trapicherito", "El florón", "El pelusa", "Jugar con mi tía", "Adiós tía Coti" y "El laurel".