Al igual que en la mayoría de los trastornos alimenticios, las mujeres jóvenes son el grupo más afectado por esta enfermedad.
Las consecuencias de la bulimarexia son las que suscitan tanto la anorexia como la bulimia en el cuerpo del enfermo, siendo los síntomas más frecuentes sequedad en la piel, trastornos hormonales y, en casos más extremos, la presencia de cardiopatías.
Un ejemplo histórico de bulimarexia es el ofrecido por Isabel de Austria (1837-1898), conocida como la emperatriz Sissi, quien a los veinticinco años comenzó a obsesionarse con su físico, puesto que deseaba tener una figura perfecta.
Isabel de Austria sufrió reuma, neuritis y edemas en todo su cuerpo, causados por su ayuno continuado.
Entre las manifestaciones de esta presión se incluyen las modas, que suelen producir que la gente desee algo a menudo incompatible con sus características físicas, y se desprecie por esa imposibilidad de semejarse al estereotipo impuesto.