Buenos días, condesita

De hecho, en esta película Rocío vuelve a aparecer en pantalla con Gracita y otro par de actores que anteriormente habían trabajado con ella en Más bonita que ninguna.

María (Rocío Dúrcal) se gana la vida atendiendo el negocio de su abuelo vendiendo discos en un puesto en el Rastro.

Su sobrenombre le da la ocasión de iniciar un trato con un joven que, para obtener el dinero de su tío, necesita demostrar que tiene una relación formal con una joven adinerada.

Al finalizar el trato, la afición al canto y las buenas interpretaciones de "Condesita" le permiten empezar a tener contratos musicales y mejorar su condición económica.

Cuando el amor entra en su corazón, la suerte le sonríe pudiendo sostener la farsa que empezó como un juego.