Asustado y pensando que había encontrado un cadáver humano, avisó a sus dos compañeros.
[6] Una hipótesis apunta a que los tripulantes de la supuesta nave pudieron haber arrojado por la borda tanto las dos esculturas como restos del aparejo, con ocasión de alguna tormenta, naufragando posteriormente el barco en otro lugar, o alcanzando por fin la costa.
Esta técnica consistía en hacer una primera figura de barro con la forma del objeto a realizar.
El metal fundido, bronce generalmente, era vertido por uno o varios agujeros (bebederos) situados en la parte superior, y la aleación iba desplazando a la cera que salía por uno o más orificios inferiores.
Una vez enfriado todo el conjunto, se rompía la capa de barro exterior, quedando el bronce final.
Con un elemento puntiagudo se rompía también el núcleo original para dar paso a la pieza terminada.
Una vez conseguida la pieza en bronce se la repasaba concienzudamente, para ajustarse, con la máxima fidelidad, a lo que el artista había plasmado en la primera escultura en barro.
Más tarde se procedía a dar las pátinas, con objeto de colorear el metal.
Mientras en ambas el brazo izquierdo forma un ángulo de 90 grados seguramente por haber sostenido un escudo, el derecho habría tenido un arma originalmente.
Junto con la especulación sobre los posibles autores se han formulado opiniones sobre la identidad de los dos personajes representados.
Respecto a la ubicación donde antiguamente se alojaban las estatuas, pueden ser lugares como en el mismo Regio, Locros, Olimpia y Atenas, que fue estudiado por la evidencia real de las espigas que aún mostraban en los pies las dos estatuas, originariamente utilizadas para fijarlas a una base de piedra.
2-En Delfos, describe un grupo atribuido a Fidias que conmemoraba la batalla de Maratón y que se componía de Atenea, Apolo, Milcíades y otros héroes atenienses.
Esto ha comportado un análisis científico de las fuentes históricas, materiales y estilos que permitió a Pablo Moreno y Daniel Castrizo hacer dos nuevos estudios, probablemente más cerca de la realidad.
Estos estudios se apoyan en consideraciones científicas y técnicas, en contraste con anteriores conjeturas derivadas buenamente, pero aún subjetivas de los expertos.
El mismo estudio demuestra que las estatuas fueron hechas con la técnica de la cera perdida, un método poco utilizado que no permite errores cuando se vuelca el bronce fundido, porque después, el diseño original se pierde para siempre.
Castrizio dice que simplemente es el perno usado para fijar el casco corintio.
En el bronce B el artista no siguió el mismo criterio adoptado en la otra estatua; de hecho, la estabilidad del casco con la cabeza estaba garantizada por la forma alargada no natural de la misma cabeza, consiguiendo con esto mantener el equilibrio del casco.
Para aceptar esta interpretación con las marcas que presenta la escultura no se encontraría una explicación adecuada, como los tres soportes, uno de los cuales en la nuca, por debajo del soporte del casco, y los otros dos debajo de las orejas.
Aunque se trata de signos muy obvios requieren un análisis más a fondo.
Parece ser este elemento clave para el análisis del gorro de cuero.
El bronce B, por lo tanto, ha sido caracterizado para reconocerlo como el comandante de una flota.
Por los signos de soporte del antebrazo se cree que el arma era una lanza hoplita.
Es evidente que el bronce A tenía una lanza entre los dedos índice y medio, con un gesto que no le permitía tocar el arma en tierra, para no correr el riesgo de despuntarla (y por lo tanto, otro extremo realista particular por parte del escultor), en ausencia de pernos de soporte establecidos en los dedos para sostener la lanza se piensa equivocadamente que sujetaba una jabalina.
[28] Estamos demasiado acostumbrados a la contemplación del mármol desnudo para poder comprender el gusto que los artistas tenían por la decoración más o menos profusa.