La caja fue encargada por Alhakén II para su concubina Zoa madre del príncipe Abd al-Rahman,el cual no llegó al poder por morir siendo niño.
Aunque no se conoce la identidad del donante ni la fecha en la que entró en la catedral, pudo llegar a esta por donación real o señorial.
Finalmente, tras todo este proceso, el Estado decide comprar esta pieza por la misma cantidad por la que la había adquirido Lafora.
En la parte superior se aprecia que tiene una tapa cónica coronada por un broche de plata nielada.
Se observan dos cenefas de cordoncillo, una situada en la parte superior y la otra se sitúa en la parte inferior, estas cenefas tienen la función de englobar toda la decoración.
Este píxide tiene longitud en los ejes verticales, tallos, palmas y hojas dispuestas en espejo.
Las florecillas de cuatro o seis pétalos con botón central son un elemento característico del clasicismo cordobés.
Toda la decoración está ejecutada en una labor profunda de corte en pico, con estriados en los tallos y las hojas biseladas.
La tapa en la que hay una inscripción cúfica también tiene decoración vegetal con pájaros afrontados.
Por ello destaca la maestría y la fina ejecución de los motivos decorativos arabescos.