Como toda «pauta fija de acción», posee una intensidad característica, por cuya razón casi no se puede contener un bostezo.
Para la inhalación, al comienzo de un bostezo, y la espiración, a su término, no es necesario mantener libres las fosas nasales.
Sí es esencial, sin embargo, la inhalación de aire por la boca y abrir completamente las mandíbulas.
Una hipótesis más reciente afirma que el bostezo sirve para regular la temperatura corporal o para relajar la musculatura de la cara al estar mucho tiempo de la misma forma; Otra teoría sostiene que los bostezos son provocados por los mismos productos químicos en el cerebro (neurotransmisores) que afectan las emociones, el sentido del humor, el apetito y otros fenómenos.
Estos productos químicos incluyen serotonina, dopamina, ácido glutámico y óxido nítrico.
UU comprobó empíricamente en 1987 que no existe una correlación clara entre el oxígeno ambiental y la proporción de bostezos.
Las razones para esto son poco claras, posiblemente se deba al "poder de sugestión".
La ciencia no ha descubierto en el bostezo ninguna utilidad en la vida moderna; ni siquiera la de oxigenar los pulmones.
Una de esas áreas es el precúneo, una pequeña estructura oculta en los pliegues del lóbulo parietal.
Las estructuras neurales necesarias para el bostezo se localizan en la médula oblongada cerca de los centros respiratorio y vasomotor.
Varios neurotransmisores y neuropéptidos intervienen: neuronas oxitocinérgicas en el núcleo paraventricular del hipotálamo median la expresión del bostezo a través de conexiones con el hipocampo, el puente de Varolio y la médula oblongada.
Las neuronas que producen el bostezo se activan por la acción de la dopamina, aminoácidos excitadores y oxitocina.