Boris Martínez

Tras el golpe, fue ascendido a teniente coronel y nombrado subjefe de Estado Mayor.Mientras los oficiales dibujaban las estrategias para consolidar un golpe, la reunión se ve interrumpida por la llegada del teniente coronel Omar Torrijos Herrera, quien no había sido convocado a la misma por su “fama de abrir mucho la boca cuando tomaba tragos.” Comentario que desató la ira de Torrijos, quien increpó a Martínez por faltarle el respeto a su superioridad de rango.[5]​ La nómina de oficiales que firmaron la proclama golpista incluía a: Boris Martínez, Omar Torrijos, Humberto Ramos, Pantaleón De la Guardia, Rodrigo García, Florencio Flores Aguilar, Juan B. Bernal, Luis Q. Nenzen Franco, Antonio Suárez, Rubén Darío Paredes, Manuel J. Araúz, Serafín Achurra, Pedro Ayala, Julián Melo, Aristóteles García, Tomás Douglas, Agustín Barrios, Florencio Berenguer, Roberto Díaz Herrera, Manuel Alba y Kleber De Lora.En el derrocamiento también estaban involucrados: Aristides Hassán, Ramiro Silvera, Amado Sanjur, Saverio Epifanio, Juan Luis Metzner, Tomás Natera, Federico Boyd, Luis Segura, Humberto Jiménez, Alejandro Araúz, Pedro Cedeño, Ángel Mina, Marcos Justine, Ricardo García, Juan Meléndez, Pacífico Saavedra, Armando Contreras, Luis Sousa, Cecilio Fisher, Simón Ferrara y Armando Bellido.(Gobierno), Henry Ford (Hacienda), Carlos López Guevara (Cancillería), Roger Decerega (Educación), Celso Carbonell (Obras Públicas), Rafael Zubieta (Comercio), Salvador Medina (Trabajo) y Juan Materno Vásquez (Presidencia).Al exilio, había ido otro tanto, entre ellos Jorge Velásquez, antiguo director del Banco Nacional y exembajador de Panamá en Estados Unidos.El asunto tomó más fuerza cuando se llamó de vuelta al país – aun no había presentado sus credenciales - al conocido empresario Roberto Alemán, nombrado embajador de Panamá en Estados Unidos por el depuesto presidente Arias.El mismo artículo describía a Martínez como un ‘hombre inteligente, pero duro e inmisericorde, que no respetaba ninguna opinión que no fuese la suya (el doctor Nicolás Ardito Barletta, en su libro, Huellas, relata que cuando explicaba a Torrijos y Martínez cómo podía ser saneada la economía panameña, Martínez se negó a escucharlo porque ‘el tenía sus propias ideas').Esto, según Sanjur, fue suficiente para que Martínez lo mandara a la cárcel y al exilio.‘No veo dónde está escondida la bomba atómica', le respondería su subalterno, haciendo el gesto exagerado de levantar el mantel de la mesa para mostrar que no había ningún explosivo debajo.Este suceso produjo el "minigolpe" de Torrijos, que involucró el envío al exilio de Boris Martínez y sus colaboradores Federico Boyd Chapman, Humberto Jiménez Aguirre y Humberto Ramos Bustamante.Allá fue recibido por Fernando Manfredo y Roberto Alemán, quienes le ofrecieron la embajada que él quisiera.