Esta raza surge de cruces entre gatos American shorthair negros y burmeses.
Los ojos son grandes, redondos y están separados, con colores que van desde el dorado hasta el cobre.
Es un animal con amplia tolerancia, puede convivir con otros gatos sin problema, los perros y niños también son bienvenidos en la vida del bombay.
[3] Los bombay destacan entre las razas por su abundante apetito, por lo mismo son gatos que pueden con gran facilidad padecer sobrepeso cuando viven domesticados.
[5] Mientras que en civilizaciones como la del Antiguo Egipto se los consideraba animales sagrados, ya que estaban relacionados con el culto a la diosa Bastet,[6] en la tradición hebrea y babilónica, los gatos se comparan a serpientes, arrolladas en un hogar.
Los gatos negros (y a veces, otros animales del mismo color o incluso blancos) se temía que fueran los familiares de brujas.
[9] Su poca prevalencia en Italia concuerda con que no existen imágenes del gato negro en el arte romano.