Los primeros destinos de los botes fueron así Hong Kong (en aquel entonces territorio dependiente británico), Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia.
Miles de los refugiados no sobrevivieron al viaje, el cual resultaba extremadamente difícil y riesgoso.
Los más afortunados sobrevivientes lograban ser rescatados por patrullas navales extranjeras, pero la mayoría se veía obligada a desembarcar bajo su propio riesgo.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados calculó que entre 200 000 y 400 000 vietnamitas murieron durante las travesías.
[2] No obstante, ya desde 1978 los países del sudeste asiático se mostraron cada vez más reacios a aceptar boat people en sus costas, al no contar con recursos para absorber tan grande cantidad de migrantes extranjeros; esto no detuvo la migración clandestina, que ahora evitaba las embarcaciones de gran tamaño y empleaba botes pequeños más difíciles de detectar aunque más riesgosos para sus pasajeros.