Es una idea similar a las "Ghost bikes" que se hacen en otras ciudades del mundo, pero en Chile se le adjunta un elemento cultural propio, las animitas una institución secular para indicar personas que han fallecido en forma violenta.
La bicicleta se transforma entonces en un símbolo de protesta frente a las leyes tan favorables para los automovilistas.
Además, comúnmente se estima que el conductor tiene "irreprochable conducta anterior" sin importar delitos o acciones no relacionadas con un caso similar.
Esto significa que en todos los casos estudiados los conductores hayan salido libre en los procesos judiciales, teniendo sólo alguna pocas medidas cautelares como castigo.
El hecho que la bicicleta blanca se haya unido o asimilado a una animita proporciona un consuelo espiritual a los familiares de los fallecidos que ven como la gente les deja ofrendas y velas en señal de respeto y solidaridad.