Pero atrás va quedando la idea tradicional de bibliotecas como lugares donde se almacenan y consultan libros impresos.
Por otro lado también surgen nuevos retos originados por la aplicación de los avances tecnológicos, en telecomunicaciones y en internet.
Algunos rasgos de este nuevo profesional son que ya no trabaja para una biblioteca centralizada donde se acumulan documentos físicos, sino que gestionan información descentralizada que es generada por las propias instituciones y sus competencias están más relacionadas con su nueva función en centros de recursos de aprendizaje e investigación o CRAI.
En este sentido es la propia Comunidad Europea quien ha elaborado una Relación de Eurocompetencias en Información y Documentación como resultado de proyectos como CERTIDoc y DECIDoc, en el que participan varias asociaciones profesionales europeas en el marco del Programa Leonardo da Vinci para promover la formación profesional.
Por esta razón es importante que el bibliotecario tenga a la vez una amplia formación profesional y también unas cualidades innatas aptas para este tipo de trabajo.
Además, debe ser una persona con imaginación, visión de futuro e inquietudes por conocer lo último en su ámbito profesional.