A la rigidez de Sofonisba se contrapone la pose suave del pintor que mira hacia el exterior del cuadro, lo que subraya la diferencia entre la persona real (el pintor) y la representación pictórica de una persona (Sofonisba).
La pintura sugiere una ilusión espacial; se inspira en Giovanni Battista Moroni y pertenece a la corriente del naturalismo lombardo.
La mirada de Bernardino Campi descansa, fuera del cuadro, sobre la Sofonisba real, en un referente espiritual y simbólico que posteriormente desarrollará Diego Velázquez.
Las dos chicas hicieron por tanto su aprendizaje, como invitadas habituales de los Campi: aprendieron a retratar 'al natural', partiendo del dibujo sobre la hoja cuadriculada y a veces utilizando modelos de cera, esculpidos por ellas mismas.
[3] Pero el personaje retratado no podía ser Fermo Ghisoni (un alumno de Giulio Romano) y Bernardino Campi fue identificado por la erudita, gracias a un medallón y un retrato grabado de él.