Benicalap fue un municipio con autonomía propia hasta finales del siglo XIX, cuando fue anexionado a la ciudad de Valencia.
Las versiones en alfabeto latino más antiguas conservadas son las que presenta el Llibre del Repartiment: Benicalapech y Benicalapec (ambas pronunciadas con k al final, dada la ortografía del idioma valenciano medieval).
Con los siglos, la pronunciación fue transformándose para adaptarse a la prosodia valenciana y así, encontramos los topónimos Benicalaph y Benicalaf a partir del siglo XVII.
[17][16] Benicalap se estructuraba alrededor del desaparecido Camino Viejo de Burjasot,[17] que saliendo del puente de Sant Josep, pasaba por el actual José Grollo, y adaptándose a los márgenes de los campos y las acequias, llegaba hasta la Alquería del Moro y a Burjasot.
Esto implicaba que a los vecinos del primitivo Benicalap pagaran sus diezmos (o impuestos religiosos) a esta parroquia, hasta la abolición de los señoríos en 1811.
Por lo tanto, en los primeros tiempos, Benicalap era un típico señorío feudal, sujeto a la jurisdicción absoluta de su señor.
No constan datos del período comprendido entre los siglos XIII y XV.
Según San Petrillo, a principios del siglo XVI era señor de Benicalap, Jaime Alpuente.
Posteriormente, el rastro de los señores feudales se pierde, y solo se sabe que en un momento posterior perteneció al Patriarca Juan de Ribera, quien lo daría al Real Colegio del Corpus Christi, hasta seguramente, la abolición de los señoríos, que devino en 1811.
[17] Ese mismo año, el archivo parroquial recogía un censo de 1.122 personas en el poblado de Benicalap y su término, que limitaba con Borbotó, Carpesa, Godella, Burjasot y Campanar.
Para gobernar una pedanía (Benicalap), el municipio mayor (Valencia) nombraba a un alcalde pedáneo que servía de enlazadura entre la Administración municipal y la pequeña población.