Fue activista anticlerical durante la Revolución mexicana en los años 20, en la que realizó conferencias por todo el país auspiciadas por los gobiernos revolucionarios junto a Atala Apodaca.
De Sárraga Rengel era de carácter arrogante, conspirador y aficionado al juego, lo que le acarreó numerosos destierros, denuncias y juicios, que le llevaron a causar baja definitiva en el Ejército en 1878.
De Sarraga Rengel abandonó a su familia para iniciar una nueva relación con Dolores García Álvarez, con la que se casó en 1891.
También se llevó a su hermano Rafael, que presenció la boda de Emilio y su hermana en 1890[6] (1894 según otras fuentes),[7] quien, siguiendo la costumbre de la época, añadió el apellido del marido al suyo.
[7] En 1896 fundó en Valencia la revista La Conciencia Libre, que fue en la época de la prensa más leída en los círculos obreros y librepensadores en Andalucía.
En 1910, el Congreso Internacional Femenino al que asistió en Argentina la nombró presidenta honoraria.
Los siguientes años se dedicó a recorrer América mientras denunciaba las injusticias que veía en sus viajes.
Fue la fuente de inspiración para poetas como Néstor Recabarren, Salvador Barra y Máximo Silva.
Entre 1925 y 1928, ya en México, dirigió la revista Rumbos Nuevos, a la vez que era profesora en algunas escuelas laicas.
En 1930, fundó en Uruguay la Asociación de Damas Liberales, y en Ecuador, la Federación Anticlerical Femenina.
En 1933, encabezó la candidatura del Partido Republicano Democrático Federal por Málaga, pero no alcanzó escaño.
Se abrió así para ella un nuevo horizonte en el que extender sus ideas de cambio social y cultural.
Desde Montevideo extendió su actividad por los países limítrofes, visitando Brasil, Argentina y Chile, en los que fue extraordinariamente bien recibida.
[5] Su primera gran gira comenzó en octubre de 1911 y duró más de dos años, visitando casi todos los países iberoamericanos: México, Brasil, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Costa Rica, Perú, Chile, Guatemala y Panamá.
En ellos su actividad fue múltiple: pronunciaba conferencias, creaba asociaciones y animaba a la edición de periódicos.
Durante ese tiempo reunió, asimismo, documentación para la que sería su gran obra, El clericalismo en América.
El contrapunto estuvo en la prensa clerical, que la acusaba, entre otras cosas, de ser una estafadora.
Para ella, una mujer que ocupara un puesto en la política debía centrarse no solo en las reivindicaciones femeninas, también en los intereses del género humano.
Sus amigos españoles y mexicanos velaron sus restos de acuerdo con los ritos masónicos, estos fueron, más tarde, incinerados.
El primer número, editado con fecha 15 de mayo, fue denunciado al igual que el del día 28, teniendo que retirar dos artículos, pero a pesar de todo fue prohibido, y encarcelado su director, siendo exigido su cierre por la prensa confesional.
El semanario cerró en diciembre, pero reabrió un año después bajo la dirección de Sárraga.
La dirección en esta etapa fue asumida por su correligionario José Torrubia Rojas, pero su labor fue efímera, ya que se dictó prisión contra él y el cierre periódico por la publicación de un texto del político y poeta portugués Guerra Junqueiro.
Además de dar apoyo ideológico a su gobierno, en el marco aún del espíritu de la Revolución mexicana, desarrolló un amplio proyecto periodístico y creó nuevas organizaciones, entre ellas La Federación Anticlerical Mexicana.
Rumbos Nuevos la relacionó con los movimientos intelectuales antiimperialistas, pacifistas, anticlericales y pro democráticos, ya que entendía que su espíritu librepensador la permitía reunir las diferentes orientaciones y planteamientos de modernización nacidos del proceso revolucionario.
En Rumbos Nuevos escribieron las grandes firmas del país, abordando enfoques novedosos sobre multitud de temas.
[5] En 1930, finalizada la guerra y atenuado el conflicto religioso, Rumbos Nuevos perdió parte de su sentido fundacional.