El tratado talmúdico de Bejorot (en hebreo: בכורות) se refiere al primogénito humano, o animal según la Biblia hebrea, en la cual el Dios Elohim ordenó a Moisés en el libro del Éxodo; consagrarle todo primogénito, ser humano o bestia, y consagrarle la primera criatura de cada vientre de entre las mujeres israelitas.
[3] Se hace una excepción para el primogénito humano a través del rescate del recién nacido, también llamado Pidión Haben, en este ritual de redención, el hijo primogénito es redimido del sacerdocio por la tradicional suma de 5 siclos de plata.
Además de los nombres de estas imperfecciones, la Tosefta explica los diferentes escenarios que puede encontrar un sacerdote cohen al determinar el estado de un primogénito, por ejemplo cuando una criatura da a luz a un animal que se parece a otra especie.
El Talmud babilónico incluye más comentarios sobre la pureza del primogénito.
Esta exención se debe a que los primogénitos están destinados a servir al Dios Elohim desde que nacen, y por tanto no se requiere su rescate.