Andrés Hibernón

Tras unos meses trabajando en Granada para el regidor de Cartagena, ingresó con 22 años en el convento que los franciscanos tenían en Albacete.

Realizó la profesión a los 23 años tras el noviciado, en el que destacó por su humildad, sencillez y espíritu de sacrificio.

Estuvo recorriendo diferentes ciudades del levante español hasta acabar su vida en Gandía.

Fueron muchas las personas que acudieron a su muerte e intentaron coger algún objeto del fallecido.

Su cuerpo incorrupto permaneció en el convento y luego en la iglesia del mismo nombre hasta que al inicio de la Guerra Civil fue destruido.

Imagen de Andrés Hibernón en el altar mayor de la catedral de Murcia