Existen cuatro textos sobre su vida,[1] en buena parte legendarios; el más antiguo fue probablemente escrito en tiempos de Eginardo, abad muerto en el 844.
De joven fue cruel; solía vender sus siervos como esclavos a otros nobles locales.
Fue soldado y tuvo una vida desordenada e indisciplinada.
Finalmente se convierte en monje benedictino e ingresa en la abadía de San Amando que luego tomará su nombre y será conocida como la abadía de San Bavón.
Actualmente sus reliquias se encuentran en la catedral de Gante y en la abadía de Nesle-la-Reposte, lugar donde fueron llevadas por los monjes que huyeron de Gante entre los años 882 y 883 debido a las invasiones normandas.