Batallas de los Vados del Isen

Y aunque esta fue ordenada no pudo librarse del enemigo que lo siguió hasta los Vados.

Ahora bien, la ventaja de Saruman consistía en que podía mandar tropas por ambas riberas del río.

Mientras que los rohirrim no podían desplazarse hacia el oeste pues se enfrentarían con los pueblos dunlendinos de las regiones del Adorn.

Oyó como Théodred demandaba auxilio y dejando la conducción a manos de otro capitán, fue en su ayuda.

Hubiera podido enfrentarlo en campo abierto o en Edoras misma y así habría tenido el paso franco a Minas Tirith.

Durante los tres días siguientes, los rohirrim, encabezados por Erkenbrand, reunieron fuerzas del Folde Oeste para unirlas a las que habían quedado en los Vados y las pusieron al mando de Grimbold, quien compartió la conducción con Elfhelm, que dirigía a los Éoréd de Edoras.

A pesar de que los dos hombres eran amigos y leales al Rey tenían una discrepancia respecto a como organizar la defensa: Elfhelm sostenía que el propósito de Saruman era asolar el Folde Oeste y por ello no le resultaría fácil enviar tropas por ambas márgenes del río Isen.

Grimbold pensaba que los Vados no debían abandonarse pues pensaba que Saruman, viendo como habían dispuesto la defensa, enviaría tropas rápidas por el Oeste, cruzarían el río y los atacarían por la retaguardia.

Llegada la Noche el ataque se detuvo momentáneamente y los rohirrim velaron la armas.

Y mientras se debatían contra esta "nueva" amenaza, Grimbold, aprovechando la noche oscura, sacó del escudo a la mayoría de sus hombres, haciéndolos correr hacia el este de la Gran Curva del Isen.

Tarde los soldados de Saruman advirtieron la maniobra y decidieron no seguirlos ahora que tenían control sobre Los Vados.