Jost había sido cortada durante meses por los muyahidines dirigidos por Jalaluddin Haqqani, y tuvo que ser reabastecido por el aire.
Estas conversaciones no tuvieron éxito, sobre todo debido a la resolución inquebrantable de Haqqani que querían controlar la ciudad como el centro de su estado afgano independiente y como base para futuras incursiones más profundas en el país.
Incluso durante las negociaciones, se formó un plan operativo y las fuerzas necesarias fueron puesto en alerta.
Los integristas estaban bien preparados para la defensa e hicieron el paso principal y las colinas de los alrededores impenetrable.
Apenas terminaron de preparar las fortificaciones, los muyahidines comenzaron su ataque a las 15.30 horas.
Durante la batalla, la unidad soviética estaba en constante comunicación con la sede y recibió todo el liderazgo del 40 Ejército podía ofrecer en términos de apoyo artillero, municiones, refuerzos y evacuación de los heridos en helicóptero.