El conflicto bélico se considera una histórica y devastadora derrota de los vikingos que, de alguna forma, obligó a Amlaíb a abdicar en favor de Glúniairn (Járnkné) y retirarse a abadía de Iona.
Dublín fue asediada por el victorioso Máel Sechnaill, que forzó a los escandinavos a liberar esclavos y valiosas prebendas, así como territorios que previamente reclamaban los Uí Néill como propios.
Durante una década, de una forma u otra, Dublín permaneció bajo el control de Máel Sechnaill y los Uí Néill del sur.
La batalla de Tara se considera una decisiva derrota de Dublín, aún más importante que la infligida en la famosa batalla de Clontarf.
Olaf Cuaran fue el último de los grandes reyes hiberno-nórdicos de Irlanda, y tras su abdicación Dublín nunca más obtendría la gloria y grandeza de antaño.