[1] Este último escribió una obra bastante detallada del combate,[9] aunque como es un panegírico no es completamente fiable.
[15] El mismo Magnencio, de madre franca,[16][17] era un muestra del poder alcanzado por estos recién llegados.
[18] Constancio II tenía una amplia ventaja numérica[12] pero Magnencio no se amilanó y atravesó Nórico hasta llegar a Panonia.
[12] Además, sufría de dificultades económicas para financiar su esfuerzo bélico, lo que le forzaba a intentar acabar rápido la guerra.
[24] Magnencio logró tomar Siscia (Sisak) pero fracasó ante la bien defendida Sirmio (Sremska Mitrovica), eventos en los que su excelente infantería resultó diezmada.
[9] Ante su avance, Constancio II se había limitado a retirarse hacia Cíbalis (Vinkovci)[25] así que el usurpador intentó tomar Mursa (Osijek), lo que le libraría el camino hacia Ilírico, aunque carecía de armas de asedio.
[26] La intención había sido atraerlo, creyendo que avanzaba victorioso, a un terreno favorable para la caballería oriental, una gran planicie.
[35][36] Según John S. Harrel, concuerdan con las entregadas por el Notitia dignitatum, fechado en 395, y que permiten a Harrel afirmar que los números de Zonaras no son irrealistas para las fuerzas romanas totales en Tracia y Panonia pero poco probables para un ejército en campaña.
[53] En esos momentos, el usurpador guardó sus insignias imperiales en su silla de montar, vistió como soldado raso y lanzó al galope a su montura, para que lo creyesen muerto.
[44][54] La supuesta muerte de su líder devastó a su ejército, algo normal en la época,[55] y se preparó para resistir hasta el final.
[63] Los catafractos orientales cargaron varias veces apoyados por una lluvia de flechas que deshizo a esas unidades.
[70] Como indica Harrell: «La batalla fue una victoria para Constancio pero un desastre para Roma, especialmente para la longevidad del Imperio Romano Occidental».
[73] La batalla se considera el primer gran triunfo de la caballería pesada sobre las legiones romanas (aunque las unidades montadas venían consiguiendo sonoras victorias desde mediados del siglo III).
[68] Las fuerzas del usurpador aún eran poderosas (reservas humanas de 80.000 hombres en Galia, 20.000 en Italia y 40.000 en África), así que el emperador oriental negoció con los alamanes ataques coordinados.
[78] En la primavera de 352 Constancio II lanzó una ofensiva para recuperar Italia,[79] algo que consiguió en ese otoño.
[14] El emperador utilizó al cuerpo de correos imperiales —los agentes in rebus— como informantes para detectar posibles conspiraciones.
[85] Hasta una acusación dudosa era considerada evidencia suficiente, llegando a torturar al comes Gerontio, antiguo lugarteniente del usurpador,[86] por lo que los enemigos personales de varios oficiales retirados simplemente extendieron los rumores de que habían favorecido a Magnencio y la víctima pronto estaba encarcelada.