Los austriacos atacaron muy temprano, tomando por sorpresa a los soldados españoles.
Los austriacos fueron obligados a retroceder mientras los españoles les perseguían, causándoles de esta manera muchas bajas.
Los austríacos perdieron unos 1,500 hombres y 300 cayeron prisioneros.
Por su parte, los españoles perdieron otros 1,500 hombres y 200 fueron capturados.
Esta cabeza de puente y la superioridad naval en la zona tras la Batalla del cabo Passaro, les dio a los austríacos la oportunidad de mandar más tropas al año siguiente, derivando esto en la Batalla de Francavilla que resultó también en una victoria española.