Batalla de Hunáin

La alianza había estado involucrada en varias guerras probablemente relacionadas con el control de las rutas comerciales entre Ta'if y La Meca.

Algunas tribus estaban a favor de luchar contra Mahoma y los musulmanes.

Según el académico musulmán Safiur Rahman Mubarakpuri "Se creyeron demasiado poderosos para admitir o rendirse a tal victoria".

Malik persuadió a otras tribus para que lucharan y las reunió bajo su mando.

Cuando los soldados musulmanes, incluyendo los nuevos conversos mecanos vieron un gran número de hombres, se dijeron: "No seremos derrotados, pues nuestros soldados superan en número a los del enemigo.

Los confederados aparentemente esperaban atacar al ejército musulmán mientras este asediaba La Meca.

Los reportes señalan que apenas unos pocos soldados se quedaron atrás a luchar, entre ellos Ali bin Abu Talib, el abanderado, Abbas bin Abdullah, Fadl ibn Abbas, Usamah y Abu Sufyan bin al-Harith[11]​[12]​ Ibn Kathir escribe que según Ibn Ishaq y Yabir ibn Abdullah, quienes presenciaron la batalla, el ejército musulmán entró en pánico a raíz del ataque sorpresa del enemigo y muchos hombres huyeron del campo de batalla.

Sus ojos quedaron llenos de tierra y los enemigos empezaron a retirarse en total confusión, según el académico musulmán Safi-ur-Rahman Mubarakpuri.

Según académicos musulmanes, el versículo 9:25 del Corán fue revelado en este evento: Ciertamente, Alá os ayudó en muchos campos de batalla y en el día de Hunain: ¡Ved!

Pero Alá derramó su calma sobre el Mensajero y los creyentes, y envió fuerzas que vosotros no visteis: Castigó a los infieles; así recompensa a los que no tienen fe.

'Awf b. Imr al-Qays, que era llamado Ibn Ladh'ah gracias a su madre, alcanzó a Durayd b. al-Simmah y agarró su camello por el ronzal, pensando que era una mujer porque iba un howdah.

Durayd le preguntó quién era, y él respondió que era Rabi'ah b. Rufaya al-Sulami.

Luego, cuando vayas con tu madre, dile que has matado a Durayd b. al-Simmah.

[Tabari, Los últimos años del Profeta, pg 16][17]​ Puesto que Malik ibn Awf al-Nasri había traído consigo a las familias y rebaños de los hawazin, los musulmanes lograron capturar un enorme botín.

Él (es decir, el pagano) vino hacia mí y me apretó con tanta violencia que sentí como si fuera la propia muerte, pero la muerte le alcanzó y me soltó.

Yo (de nuevo) me levanté y dije: "¿Quién será mi testigo?"

Volví a levantarme y el Apóstol de Alá dijo: "¡Oh, Abu Qatada!

Vendí esa armadura (es decir, el botín) y con su precio me compré un jardín en Bani Salima, y esta fue la primera propiedad que gané después de mi conversión al Islam.

Ibn Abbas dijo: "Los caballos son parte del botín y los efectos personales también."

Yahya dijo que le preguntaron a Malik si alguien que daba muerte a uno de los enemigos podía quedarse con los efectos del hombre sin el permiso del imán.