Batalla de Corbión

El cónsul Tito Quincio Capitolino Barbato, secundado por Agripa Furio Fuso y Espurio Postumio Albo Regilense, lideró a sus tropas a la victoria contra las tribus de los ecuos y de los volscos, pertenecientes al noreste y sur del Lacio, respectivamente.

En efecto, al estar los romanos divididos, el momento parece propicio para atacar a un estado que crece peligrosamente y amenaza la independencia de los pueblos vecinos.

Paralizado por conflictos internos, los romanos no intervienen, y los coaligados llegan cerca de Roma, hasta la Porta Esquilina sin encontrar resistencia, e instalan su campamento en Corbión, cerca de Tusculum[1]​ En 446 a. C., Tito Quincio Capitolino Barbato, cónsul por cuarta vez, decide tomar las armas.

Según la tradición, consigue convencer al pueblo en la necesidad de una intervención militar, gracias a un largo discurso, donde critica las divisiones internas y la segunda secesión de la plebe, resaltando los perjuicios económicas que traería dejar obrar libremente al enemigo.

El ejército se instala en Corbión pocos días después, cerca del campo enemigo, y la batalla comienza al día siguiente.