John J. Pershing y el ejército federal mexicano, bajo el comando del Gral.
Ante tal actuación, el presidente Venustiano Carranza prohibió a las tropas estadounidenses avanzar en cualquier dirección (excepto el norte), en el territorio nacional, por lo que el general Jacinto B. Treviño mandó un telegrama al General Pershing advirtiéndole que si violaba esta disposición presidencial, las tropas mexicanas iniciarían la defensa armada, respondiendo Pershing que continuaría su avance.
Acto seguido, ambos comandantes se retiraron para iniciar la batalla, ordenando el General Gómez abrir fuego para impedir el avance de los estadounidenses.
Esta reñida batalla duró cerca de tres horas y tensó aún más las relaciones entre los dos países.
México perdió 27 hombres y 39 soldados fueron heridos, sin embargo el gobierno norteamericano estaba en ese momento más preocupado por sus cada vez más deterioradas relaciones con el gobierno alemán y queriendo evitar dos posibles frentes en caso de guerra con Alemania, decidió resolver sus problemas con México.