Simeón vio una oportunidad para librar una nueva guerra y cumplir su ambición de conquistar Constantinopla.
[7] Esto se planeó secretamente en la Corte bizantina en 914; sin embargo, la nueva regente, Zoe, madre de Constantino, rechazó el matrimonio.
[13] Al año siguiente, el ejército búlgaro atacó las zonas de Dirraquio y Tesalónica.
En el siglo IX, los bizantinos se coligaron con los pechenegos, pueblo seminómada de ascendencia turca del Asia Central.
Esta era una vieja táctica romana («divide y vencerás»), continuada por sus sucesores bizantinos: hacer luchar a una tribu contra otra.
El primer rudimentario estado serbio surgió a mediados del siglo IX; descendientes de los eslavos de la actual Polonia, los serbios al principio actuaron como vasallos del Imperio bizantino y búlgaro alternativamente.
Este fue un enorme ejército[20] y su objetivo era la eliminación definitiva de la amenaza búlgara desde el norte.
La unidad táctica básica era la bandera o banda (bandon), cuyos efectivos variaron con los años desde los 50 a los 400 hombres, y que era mandada por un conde (kometes).
Además las tropas fueron pagadas por adelantado y una flota comandada por Romano Lecapeno se puso en camino hacia el norte hasta llegar a la desembocadura del Danubio.
El ataque bizantino fue feroz y no pasó mucho tiempo antes de que los búlgaros comenzaran a retirarse lentamente.
[22] La caballería del enemigo cargó contra la infantería en el centro de las líneas búlgaras matando a muchos soldados.
[23] Con una irresistible carga los caballeros cargaron contra el enemigo, que inmediatamente se quebró bajo tan sorpresivo y violento ataque, esto provocó que cundiera el pánico y la infantería se largara en retirada.
Al final del día, los búlgaros superaron a los defensores de Mesembria y capturaron la ciudad.
[32] Sus generales no solo capturaron al príncipe serbio, sino que dieron a los bizantinos un tiempo valioso para recuperarse.
Con ella se garantizó el título imperial de los gobernantes búlgaros,[33] lo que durante siglos fue una gran humillación para el Imperio bizantino, cuyos gobernantes decían que solo ellos eran los representantes de Dios en la Tierra.
The Bulgarian-Byzantine Wars For Early Medieval Balkan Hegemony: Silver-Lined Skulls and Blinded Armies (en inglés).