Guillermo quería revertir esta situación y para ello colocó a Barones en las fronteras, con el fin de evitar las incursiones escocesas.
Al parecer, Malcolm Canmore ambicionaba tanto Cumbria como Northumbria, invadiendo en mayo de 1091 esta última y sitiando Durham.
Durante el siguiente año, Guillermo reforzó su posición en Cumbria para prevenir una posible invasión escocesa por esa zona.
Robert no disponía de suficiente fuerza para oponerse al ejército escocés en batalla a campo abierto.
Tras la muerte de Malcom, el bando escocés se encontró sin líderes y decidió regresar a Escocia.