Basílica de San Pedro y San Pablo (Reichenau)

La iglesia se compone de una sala de culto con un solo ábside, que tuvo que ser muy ricamente adornada, como evidencian los relieves ornamentales que permanecieron en el actual pasillo norte del templo.

Los restos (no visibles) de las pinturas murales de la época carolingia muestran que las paredes de la iglesia tuvieron originalmente una gran riqueza artística.

Sin embargo, después de dos incendios la columna vertebral del templo se derrumbó alrededor del año 1080, y sobre los antiguos cimientos, manteniendo las medidas originales, se construyó una basílica sin transepto.

El último trabajo en la portada de la nueva iglesia se remonta a 1134.

Una importante reestructuración del espacio interior se llevó a cabo en los años 1750/60.

Vista interna