A veces se le denominó Bartolomeo del Crescenzi, por su relación con dicha familia.
No tardó mucho en trabar relación con la rica familia de los Crescenzi, que lo acogieron bajo su patronazgo.
Solo permaneció en España unos dos años, a pesar del gran éxito que allí consiguió con sus obras de carácter devocional.
Atribuida durante mucho tiempo la versión del Prado a Orazio Gentileschi por indicación de Roberto Longhi, fue este mismo quien años más tarde la incorporó al catálogo de Cavarozzi.
Practicó un tenebrismo elegante, con figuras naturalistas pero rebosantes de serenidad, algo idealizadas.