Bartolomé de Albornoz

Fue discípulo del bachiller Alonso Sánchez, coterráneo del autor, y los doctores Fernán Gómez Arias (al parecer, también talaverano) y Antonio Gómez, célebres glosadores de las leyes de Toro.

[5]​ En sus muchos viajes pasó por algunas aventuras pintorescas: estuvo a punto de ahogarse al cruzar el Guadalquivir por Cantillana, perdió parte de sus libros en el mar y por poco es esclavizado por los musulmanes, quizá corsarios berberiscos.

Su obra realizaba un análisis crítico de los tres fundamentos tradicionales de la esclavitud: la guerra justa, la ley positiva, y la cristianización,[7]​ si bien es cierto que no alcanza a considerar ilícita la esclavitud en sí, sino su aplicación real.

[8]​ Se divide en cuatro libros y está dedicada al jurista Diego Covarrubias y Leiva, de quien se proclama discípulo.

Se destinaba al uso de juristas, teólogos, confesores, escribanos y mercaderes.