Por ello Barisono II invadió el juzgado de Cagliari y forzó a Pedro a refugiarse preso por su hermano el juez Barisono II de Torres En la primavera de 1164 los jueces de Torres y Cagliari, unidos a los pisanos presentes en la isla, reconquistaron Cagliari a Barisono II e invadieron la mismísima Arborea.
En 1165 Barisono II estaba en Génova, en la presentación del cónsul Pizzamiglio, pero no le fue permitido regresar a Arborea porque no se encontraba en condiciones de recoger la suma preestablecida.
Mientras Barisono recogía la suma necesaria para cancelar sus deudas, su mujer y su cuñado Poncio de Bas fueron mandados a Génova como rehenes, hasta que 1171 las deudas fueron finalmente pagadas.
En los últimos años de su mandato, Barisono II se ocupó del avance cultural y religioso del juzgado, fundando o donando numerosos entes eclesiásticos, como monasterios, iglesias y hospitales.
Del segundo matrimonio había tenido sin embargo una hija llamada Susana.