La piscina bautismal fue añadida en el siglo VI, porque en esa época el bautismo se realizaba por inmersión total.
Entre los siglos XII y XIV, la iglesia fue embellecida con frescos que todavía son visibles hoy.
El edificio fue desafectado en 1791 y fue vendido como bien nacional a un particular que lo utilizó como almacén.
Antes de ser demolido, fue salvado por suscripción pública lo que permitió comprarlo en 1834.
A lo largo del siglo XX se realizaron varias campañas arqueológicas que descubrieron la pileta bautismal y permitieron precisar su datación.