Su uso está regulado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones y puede variar según el lugar.
[1] El espacio asignado a las diferentes bandas abarca el espectro de radiofrecuencia y está dividido en sectores.
[2] Por ejemplo, radiodifusión, telefonía móvil o radionavegación, se colocan en rangos de frecuencias no solapados.
Fleming-Williams, que lo sugirió en una carta al editor de la revista Wireless Engineer en 1942.
Las señaladas aquí son las bandas más comunes, identificadas por su longitud de onda.