Del proyecto se encargó el arquitecto Secundino Zuazo.
En su etapa de mayor auge, el Banco Matritense tenía sucursales en toda España, principalmente en Andalucía.
Emítia obligaciones al cinco y medio por ciento "sin riesgo alguno" [4] avaloradas por su patrimonio inmobiliario: que comprendía el edificio en construcción de la Gran Vía, número 22, financiado con deudas.
Pocos años después entraría en declive, con la venta ya en 1923 de todo su patrimonio inmobiliario.
El banco trasladó sus oficinas a un oscuro patio en la calle Nueva del Este n.º 6, de 40 pesetas de alquiler por mes, donde tuvo sede hasta su quiebra, fraudulenta, ocurrida en 1930, en la que quedaron comprometidos sobre todos pequeños ahorradores, tenderos y pequeños empresarios.