Es venerada como santa por la Iglesia Católica, y su fiesta se celebra el 31 de marzo.
Su gracia fue venerada por muchos peregrinos que visitaban las catacumbas.
La tradición dice que su hija Balbina, que había sido bautizada por San Alejandro, se mantuvo virgen y soltera durante toda su vida, y fue enterrada al lado de su padre en la misma catacumba.
Sus reliquias fueron llevadas a la catedral de Colonia durante la Edad Media.
El contenido de este artículo incorpora texto de la Enciclopedia Católica (1913), que se encuentra en el dominio público.