Según el folclore, un gato doméstico puede convertirse en un bakeneko si ha vivido 100 años, si ha adquirido un kan (3.75 kilogramos) de peso o si se le permite tener una cola larga.
Más tarde el bakeneko sería representado como un espectro que bajo la inocente forma de un gato, al cumplir los cien años y habiendo dejarle crecer la cola (la misma podía luego dividirse de tres hasta siete veces, mientras más colas tuviera mayor era su poder.
También se los asociaban con las cortesanas (a los hombres les excitaba la idea de que podían haberse acostado con una mujer gato).
Así, para exponer su verdadera naturaleza solían llevar a las cortesanas cabezas de pescados y mariscos.
Un bakeneko puede alcanzar grandes tamaños y sus habilidades son varias: puede hablar, caminar erguido, volar, cambiar su aspecto o forma e, incluso, resucitar a los muertos.