[2] En 1930, se convirtió en la primera mujer aragonesa en alcanzar el grado de doctora.[2] Su labor le llevó a preocuparse durante toda su vida profesional por las tareas relacionadas con la conservación y la restauración documental de los archivos (algo de lo que no se preocupaban en la época los archivos españoles).La guerra civil española la sorprendió en Zaragoza, ciudad que se adhirió al levantamiento militar.[2] Intentó realizar un viaje a Italia, tras intentar ir a Londres y París, para investigar métodos de conservación de documentos, pero no pudo irse.[4] Al igual que sucede con otras pioneras, Javierre no había sido estudiada en profundidad pese al reconocimiento que tuvo entre sus contemporáneos por abrir caminos y por sus aportaciones a un feminismo católico de los años 20 del siglo XX.
Aurea con otros compañeros del Archivo Histórico de la Corona de Aragón.