[4] Céspedes entabló una larga amistad con el también escritor Carlos Montenegro, que fue esposo de su hermana Yolanda.
Céspedes envió 34 despachos que luego fueron reunidos y editados en el libro Crónicas heroicas de una guerra estúpida, publicado en 1975.
Céspedes identificó al mestizo como el nuevo ciudadano boliviano, que asumió su identidad luego de enfrentar su realidad en la guerra.
[12] Tras el cierre de El Universal, fundó el matutino La Calle en 1936, junto a Armando Arce y Carlos Montenegro.
Fue director político de este periódico, en el que también colaboraron personajes como Walter Guevara Arze y José Cuadros Quiroga.
[15] Allí tomó contacto directo con los dirigentes y sindicatos, identificándose con sus causas de modo que fue elegido diputado por los distritos mineros en la Convención Nacional constituyente convocada por Germán Busch en 1938.
En esa constituyente se aprobó la libre asociación sindical y la función social de la propiedad agraria.
Céspedes plasmaría años después estos episodios en El dictador suicida, un libro en el que intenta retratar importantes eventos en la historia boliviana, haciendo especial énfasis en el paso de Busch por la presidencia.
Céspedes lo resumió diciendo: «del Chaco no surgió una conciencia, sino el desorden propicio para incubarla».
El resultado fue la fundación del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en 1942, junto a Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Suazo, Walter Guevara Arze, Carlos Montenegro, Germán Monroy Block, Armando Arce, Javier del Granado, José Cuadros Quiroga y otros.
En su obra identifica al mestizo como el nuevo individuo boliviano, que será el sujeto sobre el cual el MNR construiría su proyecto de país.
[24] La publicación de este libro fue considerada una afrenta por los sectores conservadores y naturalmente aquellos allegados a Patiño.
[26] En este periodo, conocido en la historia boliviana como el «Sexenio», Céspedes contribuyó a la rearticulación de su partido desde el exilio.
Céspedes fue nombrado director del periódico La Nación, que reflejaba en general la línea política oficialista.
[4] La figura de Céspedes está íntimamente ligada a la ideología del nacionalismo revolucionario, encabezado por Carlos Montenegro.
Su obra también insiste en enfatizar la decadencia del estado minero, que es caracterizado como feudal, atrasado, opresor y desconocedor de la realidad nacional.