La señora van Pels contestó, y cuando dijo su nombre, Hanneli la recordó de épocas anteriores a la guerra.La señora van Pels le dijo que estaba con Anne, y se ofreció a llamarla, pero no pudieron verse, apenas distinguieron una sombra una de la otra.Ya no era la misma Anne, era una niña rota que empezó a llorar de inmediato.Otra testigo, Rachel van Amerongen, declaró que prescenció como los alemanes arrojaron a Auguste van Pels debajo del tren en movimiento, muriendo automáticamente tras ser aplastada.Sin embargo, no hay otras fuentes que confirmen dichos testimonios.