Atilio Supparo

Fue un escritor intuitivo, un poeta que cultivó la poesía campera, un director de teatro con felices aciertos y, sobre todo un hombre noble valiente e inspirado.

Estudió griego y latín, leía mucho en italiano, traducía trozos de La Divina Comedia al latín y otros textos de Dante al español.

Allí se acercó a los Podestá, concurría a las lecturas, presenciaba los ensayos, hacía observaciones e indicaciones, hasta que en 1901 Pepe Podestá lo incorporó como consejero, asesor y secretario.

De esa escuela salieron profesionales del teatro como Carmen Méndez, Humberto Nazzari, Ricardo Passano, Francisco Mastandrea, Orestes Caviglia, Gloria Ferrandiz y Domingo Sapelli.

Supparo estuvo siete años al frente de la institución y luego regresó a Buenos Aires.