Durante la Segunda Guerra Mundial huyó de la invasión alemana en Noruega junto con su familia, en 1940.
La princesa sufrió de dislexia, y comenzó sus estudios en los Estados Unidos.
Desde 1957 y durante los primeros años del reinado de Olaf V, Astrid hizo las veces de primera dama, acompañando a su padre en las actividades oficiales, puesto que su madre, la princesa Marta, había fallecido en 1954, y su hermana mayor, Ragnhild se había distanciado de la familia tras casarse con un ciudadano no noble, Erling Sven Lorentzen.
En 2002, el Gobierno otorgó a la princesa una pensión honoraria en reconocimiento a todos sus esfuerzos en nombre de Noruega durante y después de sus años como primera dama.
Con ese acontecimiento, perdió el tratamiento de Su Alteza Real, su posición como primera dama, y el derecho en la sucesión al trono noruego, aunque conservó su puesto en la sucesión al trono británico (su abuela, la reina Maud de Noruega, era una princesa británica), y su lugar dentro de la familia real noruega.