El 19 de junio del mismo año se celebró una ceremonia en Estocolmo.
Esas joyas pertenecen aún hoy día a la familia real sueca.
Allí viviría la pareja unos cuantos meses antes de volver a Estocolmo.
Era católica, y aunque consintió educar a sus hijos en la religión luterana, también luchó por la libertad religiosa, que fue permitida en 1860.
En su vida privada, padeció la infidelidad de Óscar, quien encontró una amante en la actriz Emilie Högqvist.