Por consiguiente, el orgulloso jefe Abraracúrcix se irrita, sobre todo después de haber escuchado que, según Julio César, los belgas, son los más valientes de todos los pueblos galos.
A fin de prevenir cualquier incidente, este último, junto con Obélix, decide acompañarlo.
A lo largo del libro se pueden encontrar numerosas referencias a los tópicos belgas, aparecen los detectives Dupond y Dupont, en español Hernández y Fernández, del cómic belga Tintín, se adaptan fragmentos de obras de Víctor Hugo y hasta se dedican algunas de las viñetas al Manneken Pis de Bruselas.
Al final, la escena del banquete es un homenaje a un célebre cuadro de Pieter Brueghel el Viejo, La boda campesina.
Otro homenaje aparece en la viñeta final, donde un pequeño conejo contempla con tristeza la firma de Goscinny.