[1] Pero no todos asumen una actitud de rechazo frente a la propuesta del joven sacerdote que va por las calles con muchachos obreros, huérfanos y callejeros.
Su propia madre, Margarita Occhiena, su director espiritual, José Cafasso y posteriormente grandes personalidades de la vida social y eclesiástica no sólo del Piamonte, sino de Europa y América Latina, se inscribirían en el proyecto educativo de Don Bosco.
Numerosas personalidades han llegado a ser salesianos cooperadores, entre ellas son de destacar algunos papas como Pío IX y León XIII, otros que han hecho carrera en la santidad dentro de la Iglesia Católica como Margarita Occhiena, Dorotea de Chopitea, Alejandrina de Balazar, Matilde Salem y Attillio Giordani.
En las regulaciones, los salesianos cooperadores resaltan tres elementos como pilares de su identidad: vocación, carácter laical (aunque pueden pertenecer sacerdotes diocesanos) e identidad salesiana.
Ante todo se presentan como testigo del Evangelio, animadores y colaboradores de la vida laical de la Iglesia y partícipes en todos los campos educativos en donde sea posible la aplicación del sistema preventivo como colegios, oratorios, espacios de la comunicación social y voluntariado, entre muchos otros.
Los candidatos a la ASC deben aceptar un periodo de preparación que se conoce como formación y que sigue las directivas de cada región, inspectoría o agrupación afiliada a la ASC.
[6] Tras un proceso de formación que suele durar entre tres y cinco años, los aspirantes a salesianos cooperadores prometen para toda su vida seguir los ideales de Don Bosco con la siguiente fórmula: Te doy gracias porque me has creado y redimido porque me has llamado a formar parte de tu Iglesia y en ella me has hecho conocer a la Familia apostólica de Don Bosco, que vive para Ti al servicio de los jóvenes y de las clases populares.
Así pues, me comprometo: a ser fiel discípulo de Cristo en la Iglesia Católica; a trabajar por tu Reino, especialmente en la promoción y salvación de los jóvenes; a profundizar y dar testimonio del espíritu salesiano; a colaborar, en comunión de Familia, con las iniciativas apostólicas de la Iglesia local.